30 y 31 de Agosto de 2016 – MONTE FUJI
Continúo mi travesía por Japón dirigiéndome hacia el Norte, pero antes de llegar a Tokyo es casi obligada la visita al Monte Fuji, orgullo nacional nipón.
Viajaba tan feliz en uno de los trenes ‘bala’ cuando de repente el revisor me pide el billete y al enseñarle el Japan Rail Pass, me explica muy amablemente que ese pase no sirve para el tren en el que íbamos, así que me pide, de manera muy educada, que me baje en la próxima parada (que por suerte, era la mía). Me imagino cómo habría acabado esta situación en otro país …
Hay varias formas de avistar el Monte Fuji, eligiendo el recorrido que se hace comenzando desde la población de Hakone, pero dado que el día continuaba lluvioso por los últimos coletazos del tifón, me recomendaron que lo intentase mejor al día siguiente pues se preveía buen tiempo. Así que esa tarde la dediqué a pasear por Hakone y a visitar el Gora Park, un hermoso y relajante jardín que está bien para pasar un rato si no tienes otra cosa mejor que hacer.
Hakone es una población muy tranquila, albergando turismo de alto poder adquisitivo, por lo que el alojamiento es caro, pero encontré un Guest House a buen precio y que además incluía entre sus servicios un Onsen, baño tradicional japonés cuyas aguas termales provenientes de la zona, se mantienen calientes gracias a la gran actividad volcánica de la zona, aprovechando sus propiedades beneficiosas para la piel y para la salud. Por cierto, leí el cartel advirtiendo de lo caliente que estaba el agua, después de haberme metido en el baño …
Durante la cena entablé conversación con Chris, un chico californiano que me ofreció alojamiento para cuando pasase con la moto por su zona, la gente era bastante maja en este Guest House.
Al día siguiente, cargado con la mochila y con algo de fiebre, comienzo la odisea de intentar avistar el famoso monte: 1 funicular, 2 teleféricos, 1 barco pirata por el Lago Ashi, 1 autobús eterno y respirar el aire enrarecido por el azufre que salía de la montaña no fue suficiente para poder ver el majestuoso volcán, y es que las nubes bajas existentes impedían disfrutar de las vistas del pico más alto de todo Japón. Al menos pude probar unos huevos ‘negros’ típicos del Valle de la Muerte, que son huevos normales de gallina pero que cocidos en las aguas sulfurosas de la zona, se quedan de ese color.
En fin, qué le voy a hacer, ya tengo excusa para volver …