Ensenada (MEXICO) – 29 ene 2017
Ha llegado el momento de cruzar la frontera; el día amanece soleado, pero me encuentro un tanto nervioso, como siempre que cambio de país, por esa incertidumbre de cómo serán las cosas allí, pero esta vez es especial, ya que el contraste entre ambos países es muy grande, o al menos eso es lo que muchos me han comentado, además de las advertencias de seguridad, aunque este aspecto es como todo, cada uno cuenta la ‘película’ según le haya ido, pues unos dicen que es peligroso, pues han tenido alguna mala experiencia y otros cuentan que es un país maravilloso y que la gente es encantadora.
Llego a la frontera de Tijuana y la policía estadounidense están desviando a todo el mundo hacia otra frontera cercana (aunque las indicaciones no son muy buenas), pero le pregunto a un motorista mexicano y me indica que le siga. Tras una larga cola de coches que adelanto por un lado con la moto, continúo avanzando y ya estoy en México; nadie me ha parado, ni me han pedido el pasaporte ni nada por el estilo y sin darme cuenta ya me encuentro unos kms en lel interior de la ciudad de Tijuana. No lo encuentro muy normal, así que pregunto a un policía y me indica que los ‘gringos’ no necesitan sellar nada en Baja California y por eso no me han parado. Así que me vuelvo a la frontera, adelantando de nuevo a la enorme cola de coches y llego a la garita mexicana donde me sellan el pasaporte y me ‘dan’ el visado para México por 180 días con un coste de 26 dólares.
Además tengo que sacar el Certificado de importación temporal de la moto. Este trámite se hace en las oficinas de Banejército que hay cerca de las fronteras, dejando en depósito 200 dólares (pues mi moto es anterior al año 2.000) y cuando salga del país me los devolverán, personándome en otra oficina del mismo banco en la frontera por la que salga. Este certificado tiene un coste de 56$, además necesitas fotocopias del pasaporte y del permiso de circulación que te las hacen en otro edificio. No sé qué problema hay pero el ordenador no funciona correctamente, así que tras más de 1 hora esperando, me han hecho el certificado manualmente. Espero no tener problemas con esto.
Ahora sí, a rodar por México … las calles y las carreteras son muy diferente a las estadounidenses y los vehículos no son tan nuevos, además, el estilo de conducción es un tanto más agresivo, pero no muy diferente al de otros países por los que he rodado.
Por fin llego a Ensenada, una ciudad muy turística y con gran cantidad de oferta hotelera a buen precio. Disfruto de los primeros ‘tacos mexicanos’ y doy un tranquilo paseo por el malecón del puerto que se encuentra lleno de gente y con música por todas partes, imagino que por ser domingo.
La noche cae y mi hotel se encuentra en la calle más turística de la ciudad, así que salgo a dar una vuelta a ver qué ambiente hay; muchos ‘gringos’ por la zona y la cerveza está a un precio más razonable que en el país vecino, así que la noche se alarga más de lo que estaba acostumbrado, je, completando así mi primer día en México.