Cruce de PANAMA a COLOMBIA – Barco Stahlratte (20 de julio de 2017)
Así se llama el barco que me cruzará de Panamá a Colombia, ya que para cruzar de un país a otro no hay carretera, por lo que las opciones se limitan a mar o aire. Es cierto que por mar hay otras maneras más baratas, como compartir contenedor o ir cruzando en lanchitas de isla en isla, pero dada mi no muy buena experiencia en Vladivostok para cruzar a América por no llevar nada preparado, esta vez decidí hacerlo con tiempo.
En febrero ya estaba buscando a viajeros con los que compartir un contenedor para cruzar el tapón del Darién en julio, pero en esa fecha nadie daba una confirmación, así que me decidí por este velero porque sus recomendaciones en toda la red eran muy buenas, haciendo rutas entre Panamá y Colombia, y viceversa, con capacidad para unas 17 motos (amarradas en cubierta y para 22 pasajeros en dormitorios individuales, teniendo como puerta una cortina.
Pero me alegro de haber elegido esta opción de cruce, primero porque era un problema menos en el que pensar ya desde el mes de febrero; segundo, porque la carretera desde Panamá hasta Cartí, donde se toma el barco, es muy muy divertida, con sinuosas curvas y abundantes desniveles entre la selva, cruzando incluso una especie de frontera, pues te tienes que adentrar en territorio Guna, con barrera y todo, pagando el correspondiente impuesto, por supuesto, con una curiosa bandera como símbolo de su independencia, los colores de la bandera de España con una esvástica en medio; tercero, porque navegar y fondear entre las paradisíacas islas de San Blas, hacer snorkeling entre los arrecifes de coral, ver los atardeceres desde la hamaca en la cubierta del barco, degustar unas cigalas que trajeron al barco unos pescadores locales o simplemente estar tumbado sin hacer nada, sin internet, sin whatsapp, ni Facebook, … qué gozada!
Y por último, por conocer tanto a los tripulantes como al resto de pasajeros que durante estos 5 días hemos sido una gran familia, charlando de viajes y aventuras, aunque mi nivel de inglés ha bajado considerablemente desde que no lo practico, y colaborando en las tareas del barco, como arriar las velas, sintiéndonos como grumetillos.