GUADALAJARA (22 Feb 2017)
Al llegar a esta ciudad, la segunda zona metropolitana más grande de México con cuatro millones y medio de habitantes, nos estaba esperando Horacio, un amigo de Pau y Octavio que nos alojará en su casa por unos días, que aprovechamos para visitar la ciudad y alrededores, como por ejemplo, el casco antiguo, muy tranquilo y turístico, el cual posee una excelente infraestructura de museos, teatros, galerías, bibliotecas, auditorios y salas de conciertos, destacando el Teatro Degollado (considerado el Opera House más antiguo de México), su bella catedral de arquitectura neoclásica, pasando por la ‘Rotonda de los Jaliscienses Ilustres’ y el resto de edificios producto de corrientes arquitectónicas francesas y españolas que durante la fundación de Guadalajara resplandecían en el continente europeo.
Pero si vienes a Guadalajara no puedes dejar de visitar el Parián de Tlaquepaque, donde se encuentra la cantina más grande del mundo, además de numerosas galerías de arte con multitud de gente paseando por sus calles donde puedes degustar los diferentes productos autóctonos que ofrecen en los puestecitos callejeros, recordándome a las ferias de los pueblos de España, y es que en México, parece que todos las tardes sean fiesta, pues en ese momento del día se produce una explosión de gente paseando por las calles, disfrutando con la familia y del buen clima.
Visita casi obligada es la Plaza de los Mariachis donde me divertí muchísimo escuchando sus canciones mientras tomamos un trago en alguna cantina y también puedes contratarlos para ir a ‘rondar’ a alguna dama. Muy cerca se encuentra otro famoso mercado donde encuentras casi de todo, destacando sus panes dulces y golosinas y en el que me atreví a probar los ‘chapulines’, pequeños saltamontes fritos, de los que no tengo muy buen recuerdo, la verdad.