TEPIC y TEQUILA (21 Feb 2017)
Tras una divertida comida con los primos de mis nuevos amigos y compañeros de viaje, me despido de Mazatlán y su famoso malecón con la estatua del motorista dedicada a una de las mayores concentraciones de motos del país, la Semana de la Moto, que se celebra en Abril, congregando a más de 20.000 motociclistas nacionales e internacionales, por lo que tras las ‘obligadas’ fotos, comienzo la ruta más tarde de lo que acostumbro y nuestro destino de hoy está a más de 300 kms, así que la noche me alcanza, rompiendo así una de las reglas que todo el mundo me había recomendado para México: ‘No rodar de noche’, pero circulamos por autopistas (algo caras por esta zona del país), y en compañía de Octavio y Pau me siento más tranquilo y avanzamos a buen ritmo.
La mayoría de las autopistas son de un solo carril para cada sentido y sin ‘mediana’ pero con un gran y limpio arcén, que hace las veces de carril adicional en los adelantamientos, siendo recomendable rodar por él pues en cualquier momento te puedes encontrar un adelantamiento de frente incluso en línea continua.
Pasamos junto a San Blas, población donde se encuentra el famoso muelle de la canción de Maná, pero en la oscuridad no tiene nada de especial, así que pasamos de largo sin tomar ni siquiera una foto, decidiendo pernoctar en Tepic, ya que al ser una población de mayor tamaño y cruce de dos rutas importantes del país, la oferta hotelera será mayor, llegando a una hora prudente para cenar; pero de noche la ciudad no ofrece sus mejores encantos, así que nos acostamos ‘prontito’ para descansar pues el día siguiente nos espera una intensa ruta.
Con la luz del sol y bajo un intenso cielo azul, las calles de la ciudad vuelven a cobrar vida y su catedral, con una portada de estilo neogótico, luce con esplendor delante de la plaza principal donde los ’puestecitos’ multicolores callejeros, el tradicional mercado de abastos y el tranquilo pasear de la gente me trasmiten una sensación de paz y serenidad, mientras observo cómo la vida aquí se toma de otra forma.
Durante la salida de la ciudad entre un intenso tráfico, un par de hombres sobre una motocicleta se identifican como periodistas de una radio local y al ver mi matrícula extranjera me proponen hacerme una entrevista, pero me había alejado algo de mis compañeros, así que los emplacé para otra ocasión.
Tras visitar la Laguna de Santa María del Oro, ubicada en un cráter originado por la caída de un meteorito y degustar un coco fresco preparado por ‘Don’ bajo la sombra de un árbol en la plaza principal del pueblo que lleva el mismo nombre que la laguna, nos dirigimos hacia la población de Tequila, dónde se sitúan las numerosas destilerías del famoso licor que lleva su nombre, obtenido de la fermentación y destilación de la planta llamada ‘agave’ con denominación de origen, no pudiéndose producir en una zona distinta del país, estando todas las tierras de esta región cubiertas de cultivos de esta planta con hojas gruesas, carnosas y puntiagudas, también conocida como ‘maguey’.