MAZATLAN (20-FEB-2017)
Llego muy temprano a Mazatlan pues el ferry ha llegado puntual y ruedo por la calles vacías de la ciudad, disfrutando del frescor mañanero; se puede apreciar que la noche anterior hubo una gran fiesta por toda la casco histórico, celebrando el famoso carnaval local.
Comienza una nueva etapa en mi viaje, y no sólo porque esté en la parte interior de México, sino porque me encuentro con Pau y Octavio. Pau es una amiga que conocí meses atrás en mi primera etapa en San Francisco, hemos seguido en contacto por internet y ahora ambos me acompañarán en esta parte de la travesía.
Ellos viajan en su auto y yo en la africota, pero no es impedimento para compartir la carretera y que me enseñen aquellos maravillosos lugares escondidos que este enorme país me puede ofrecer.
Apenas unas horas en Mazatlán y ya estoy quemando adrenalina con una moto de agua. Wow!, qué bien me lo he pasado haciendo el cabra sobre las olas!
Las playas de Mazatlán son paradisíacas, convirtiendo la ciudad en uno de los principales destinos turísticos de playa del país y tras un chapuzón para dirimir el calor de la tarde, pasamos un buen rato con ‘Magic’ y ‘El Loco’ dos buscavidas que hacen figuritas con latas de cerveza y nos acompañan un buen rato mientras compartimos unos cuantos ‘six’ de Pacífico y nos cuentan sus vivencias entre risas y música de las bandas que ofrecen sus servicios musicales por la playa.
Es domingo, la noche cae y todo el malecón, de más de 21 kms de longitud, se llena de gente escuchando música, bailando, comiendo en los puestos callejeros … en definitiva, disfrutando de las últimas horas del fin de semana, acabando nosotros en un bar donde está tocando un grupo de música norteña donde la gente se divierte, las parejas bailan y la música nunca se detiene, ni siquiera cuando dos chicas se echan ‘pleito’, vete tú a saber por qué motivo.