Club Pulsar Elite Barranquilla – COLOMBIA (30 julio 2017)
Bajo un terrible aguacero que dura ya más de 3 horas y con la tristeza propia de una emotiva despedida de la familia que me ha acogido durante los últimos cinco días en Barranquilla, estoy escribiendo lo vivido en ese período de tiempo.
El viernes noche salí a rodar con el Club Pulsar Elite, del que es presidente Miguel, mi contacto en la ciudad gracias a Yaneth, la motoviajera colombiana que conocí en México; ella ya llegó a Alaska y ahora anda disfrutando de las rutas por los EE.UU.
Pues bien, tras la rodada, hicieron su reunión de club en el nuevo malecón de la ciudad, a la que me permitieron que asistiera. Una vez que me presenté, en seguida Leo se ofreció para alojarme en su casa e indicándome que al día siguiente me iba a preparar un plato de gallina criolla, así que el sábado ya estaba sentado en la puerta de la casa de su familia, charlando, comiendo, tomando café con su madre y sus hermanos (son 10 en total, aunque 3 de ellos viven en Puerto Rico).
No tengo palabras para expresar lo bien que se ha portado conmigo esta familia, compartiendo conmigo todo lo que tienen y disfrutando de su compañía y de la alegría que transmiten. Tras pasar toda la tarde sentados en la puerta de la casa de la familia, me instalé en la de Leo, que vive en la calle paralela, y como todo el barrio se conoce, me presentó a cuanta gente nos íbamos cruzando, sintiendo el afecto de todos ellos.
Es sábado noche y habrá que salir un rato, la familia me invita a un evento de celebración de 15 años, pero Leo y yo salimos antes con sus amigos al bar que regenta su hermano, entre cervezas y tragos de aguardiente la cosa se complicó y decidimos no ir al evento familiar y seguir la fiesta por nuestra cuenta.
El domingo jugaba el Junior (el equipo local de fútbol) contra Nacional, todo un clásico, así que la ciudad entera estaba volcada con el equipo, incluso Leo me regaló una camiseta para que no desentonara, pues todo el mundo (niños, niñas, pequeños, mayores, señoras, …) iba con los colores blanqui-rojos del club. El partido resultó con victoria del Junior así que la celebración se prolongó de nuevo en el bar del hermano, el Soccer and Beer, descubriendo un nuevo baile para mí, ‘la champeta’ … no te lo puedo contar, es mejor verlo en directo!
El resto de los días fueron más relajados, pero igual de divertidos pues estar con esta familia es pasarlo bien pues tienen esa gracia natural característica de los costeños, haciéndome montones de preguntas, poniéndome colorado en muchas de ellas.
Una de las noches, Miguel me invitó a la casa de su familia pues me habían preparado un delicioso Cerdo con arroz de coco, creo que desde que estoy en Barranquilla he engordado 5 kilos. El martes tocó relax total en la Playa de Caño Dulce, para recordar siempre la ‘púa’ que nos metieron en el chiringuito, tanto que no teníamos dinero suficiente para pagar por lo que tuve que ir al pueblo de al lado a sacar dinero mientras dejamos a Yuli en ‘prenda’.
Pero todo lo bueno se acaba y la carretera me llama de nuevo, así que entre abrazos, besos, fotos y alguna que otra lagrimilla, me despido de mi familia en Barranquilla. Leo, Yuri, os llevaré siempre en mi corazón, al igual que al resto de la familia.