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Minca – COLOMBIA (2 Agosto 2017)

Minca – COLOMBIA (2 agosto 2017)

Cerca de Santa Marta, en pleno caribe colombiano, te puedes alejar del tórrido calor a Minca, subiendo sólo 15 kms hacia Sierra Nevada, pero al subir no sólo sentirás más fresco sino que la lluvia también hace acto de presencia, y menuda lluvia! Toda la noche de mi llegada estuvo diluviando como si el mundo se fuera a acabar, así que salir al día siguiente a practicar ‘off road’ por los alrededores para ver cascadas, no fue la mejor de las decisiones, pues las empinadas cuestas con piedras muy resbaladizas y el abundante barro, bajo un sol de justicia y una humedad terrible, dificultaron enormemente la ruta. Consecuencia, un par de caídas en parado, una de cada lado para compensar, y la maneta de freno partida, aunque aún se puede utilizar con un dedo, así que ‘pa’lante’.

Como en el hostel sólo había otro inquilino y dado que no había ni luz ni agua, los jóvenes y simpáticos dueños nos propusieron ir por la tarde en su jeep de 1973 a una de las playas del Tayrona … así que tras comer algo de pollo en un puesto callejero y comprar unas birras, nos fuimos para Playa Concha, a la que se accede por un camino de cabras, menos mal que el ‘willy’ se lo carga todo.

Espectaculares las vistas desde la playa y momento también especial cuando los pescadores rodearon toda la bahía con su red que fueron sacando poco a poco, acabando con una gran decepción pues apenas capturaron cuatro peces. Comentaban que “hace años se pescaba abundantemente en esta zona”, y es que nos estamos cargando el planeta.

Las nubes negras del Tayrona nos cogieron por sorpresa y tuvimos que salir huyendo de la playa pues el cielo se estaba ‘desplomando’ sobre nuestras cabezas. El Jeep no tiene ventanas, así que en la parte trasera nos pusimos chorreando y con mucho frío durante las casi tres horas que duró el trayecto por la revirada carretera hasta Minca haciendo que los tiritones aparecieran en nuestros cuerpos, aliviados en parte por la parada en Santa Marta para comer los perritos calientes más famosos de la ciudad en el puesto “Perritos Pluto”, con más de 40 años de antigüedad.

No sé si fue la comida callejera, el aguacero que nos cayó o el hecho de que con la tormenta estuvimos más de 36 horas sin agua en el hostel con la consecuente poca higiene, además de los 3 perros y un gato que allí viven, pero el caso es que al día siguiente estaba con fiebre y con una ‘cagalera’ importante. Por suerte, la fiebre remitió en 24 horas pero a fecha de escribir estas líneas, el vientre sigue bastante ‘suelto’.

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