De talleres por Barranquilla – COLOMBIA (26 julio 2017)
La moto lleva ya unos cuantos días haciendo un ruido raro y presiento que es la cadena y piñones pues tras 40.000 kms (los recorridos desde Vladivostok) va a ser hora de empezar a pensar en cambiarlos. El que llevo puesto me lo regaló BOXES CORDOBA, un buen taller situado en Posadas, y cargué con él hasta Vladivostok, donde me lo instalaron. Con un buen mantenimiento y cuidado ha durado toda esta pila de kms, no está mal.
Tras visitar varios talleres, primero el de Justo, en plena calle, y luego el de Adrián, Bike Shop, llegamos a la conclusión de que será casi imposible encontrar el mismo Kit de arrastre en Barranquilla, siendo bastante más probable encontrarlo en Bogotá, así que como aún puedo andar con el que tengo, me despreocupo hasta que llegue a la capital del país.
Durante todo el día me ha acompañado Alejandro, del Club Pulsar Elite y ya que estábamos en Bike Shop decide regalarme un lavado integral de la moto. Magnífico trabajo el realizado tanto por Adrián como por Pablo, limpiando meticulosamente la moto, tanto es así que se borraron algunas de las dedicatorias que me habían escrito los amigos que he ido haciendo por el camino, pero no importa, las llevo tatuadas en mi interior.
Una vez ‘aparcado’ el problema de la moto, me dedico a turistear un poco por Barranquilla, visitando Bocas de Ceniza, donde el río Magdalena se funde con el Océano Atlántico, debiendo atravesar una estrecha manga de tierra donde solo queda la antigua vía por donde se extraía el carbón. También visito el Museo del Caribe, dedicado casi por completo a Gabriel García Márquez, mostrando muchos detalles de su extensa obra.
Dicen que no has estado en Barranquilla si no bailas en la Agrupación Musical La Troja, no diría tanto pero es digno de visitar y ver como bailan salsa los allí presentes entre cervezas y tragos de ron … por supuesto, puedo decir que he estado en Barranquilla, je!
El tráfico en la ciudad es demencial: por el centro los atascos son frecuentes y en la periferia millones de vehículos se mueven a diestra y siniestra sin utilizar los intermitentes, comunicándose solamente con el sonido de su claxon, pero por la noche se suaviza un tanto el Kaos y se agradece rodar a esas horas, como cuando lo hice con el Club Gonobikerreas, para celebrar el ingreso de 2 de sus nuevos miembros, o con la rodada del día siguiente con el Club Pulsar Elite donde conocí a Leonard, hecho que cambiaría mis planes para los próximos días.