Ushuaia – ARGENTINA (24 dic 2017)
Hoy es Nochebuena y el día amanece espectacular, con un sol radiante que se agradece pues, aunque aquí es verano, al estar tan al sur, el frío se hace intenso cuando te montas en la moto.
Problemas con las ‘Motomel’ en la frontera, pues tienen matrícula argentina y los extranjeros no pueden sacarlas del país, pero tras ponerle cara de ‘perrito abandonado’ y rogándole un poco a los agentes de aduanas, nos dejaron pasar, pero se quedaron con la documentación, advirtiéndonos que volviéramos antes de que acabase su turno, 3 días después.
Los últimos 200 kms hasta Ushuaia fueron de puro disfrute, con una sonrisa dibujada en el interior de mi casco por estar rozando con los dedos el anhelo de tanto tiempo y deleitándome con el bello paisaje, con enormes lagos flanqueados por montañas nevadas, entre ellos, el monte Garibaldi el cuál, tras la bajada, te da de bruces con dos columnas gigantes donde se lee USHUAIA!!!
Por fin, 1 año, 6 meses y 18 días, unos 90.000 kms, cientos de nuevos amigos y experiencias después, he cumplido mi sueño, llegar a la ciudad más austral del mundo en mi propia moto, la ‘africota’, compañera de fatigas, y además acompañado por dos grandes amigos, el ‘Pi’ y Pedro, que ya que no pudieron venirse conmigo desde el inicio de mi viaje, me están acompañando en gran parte de mi periplo argentino, pues así lo prometieron a mi salida … un año después, han cumplido su palabra.
Nos hemos alojado en un hostel en la ciudad, en el que el resto de inquilinos son israelitas, y aunque no celebran la navidad, todos juntos preparamos la cena para esa noche, echando unas buenas risas antes y después de que las cervezas y el fernet hicieran su efecto.
Han sido 4 días magníficos, turisteando por la ciudad, caminando por el Glaciar Martial y rodando hasta el Parque Nacional Lapataia, donde acaba la Ruta 3 y no hay carretera que vaya más al sur … literalmente: “El fin del mundo”.
Hemos recibido mucho apoyo por parte de Germán, presidente del Club Motoqueros del Hielo, invitándonos a una buena cena en su sede, rematando nuestra estadía en la ciudad con el encuentro con los componentes de la XXXI Expedición Antártica del Ejército de Tierra Español. Gracias a un amigo de España, pudimos contactar con ellos, pasando una buena tarde en su hotel y encontrándonos al día siguiente en el Hard Rock de la ciudad. Charlando, charlando descubrimos que con varios de ellos tenemos muchos amigos en común, confirmando la frase: ‘El mundo no es tan grande’.