20 de junio
Ha sido una experiencia indescriptible la de cruzar el Bósforo , siento que el verdadero viaje comienza aquí, y aunque vuelvo a Europa para cruzar a Rusia por Ucrania, comienzo a disfrutar mucho más de la ruta, menos kms al día, andar por el sitio donde pernocto, …
Volviendo de Turquía, decidí salirme de la Autopista para recorrer el país por secundarias, la verdad es que puedes encontrarte cualquier cosa: un convoy transportando maquinaria pesada que necesitaba de la ayuda de 2 camiones para empujarlo, otros bikers que no responden al saludo de las V’s (creo que por desconocimiento porque luces y pitidos sí que me hacían), un camión volcado que tenía pinta de llevar así muchos días, pequeñas motocicletas con familias enteras subidas, …
En una gasolinera perdida, decido repostar y la vez comer algo, así que saco una lata de atún que tenía por la maleta y al verme el gasolinero me indica que entre a su oficina y me siente a su mesa. Él también estaba comiendo y no duda en ofrecerme su comida, queso blanco y sandía y de postre un buen café. Todo esto sin hablar una palabra porque nuestro idioma no era el mismo, bueno, sí, el de compartir aquello que tienes.
Algún problemilla en la frontera al salir de Turquía ya que no estaba el policía en la garita de los pasaportes y me fui a la siguiente ventana, la de aduanas y me cayó una pequeña bronca, pero nada que no se solucionase con un ‘Sorry’.
Llegada a un pueblo de Bulgaria y en la misma entrada me encuentro a un motorista charlando con otra gente, me paro a su lado y le pregunto por un hotel. Todos se ríen, me hace señas y me indica que le siga. Me lleva hasta la puerta de un hotel, resulta que era ‘su’ hotel. Magnífico trato durante la cena y el desayuno!!!.
En fin, disfrutar del viaje y del día a día, que es de lo que se trata.