22 de junio. TRANSFAGARASAN

Hoy es uno de esos días que toca cumplir ‘otro’ sueño (y van ya unos cuantos, je), ‘Rodar por la Transfagarasan’, carretera mítica entre los motoristas europeos.

Pero antes he visitado un par de castillos, el de Peles (en Sinaia), que tuve aparcar la moto bastante lejos y acercarme andando, aunque merece la pena, porque a pesar de que sólo lo viera por fuera, la verdad es que destaca por su arquitectura y es uno de los museos más visitados de Rumanía. El otro es el Castillo de Bran, donde, según Stoker, vivió Drácula, aunque en realidad su Castillo se encuentra a bastantes kilómetros de allí y en un estado de semirruina.

Pero basta ya de tanta visita, hoy la cita era con la carretera, previo paso por la ciudad de Fagaras, que da nombre a la ruta. La Transfagarasan discurre por la vía 7C, entre Cartisoara y Curtea de Arges (donde he plantado hoy la tienda). Consta de 120 kms de curvas de todo tipo, amplias, cerradas, reviradas, con buena y mala visibilidad, donde disfrutas de variadísimos paisajes de montaña: frondosos bosques, cascadas, nieve, niebla, sin apenas vegetación a más altura, túneles abiertos y cerrados, lagos, … en fin, que aúna en una sola ruta muchos atractivos que la hacen especial, no solo para los motoristas.