29, 30 y 31 de Julio – SIN CERVEZA EN MONGOLIA
Por muy idílico que parezca, no ha sido fácil hacer los mil y pico kms de pistas de Mongolia, ya que no son sólo pistas, sino caminos bacheados (por donde pasan camiones de gran tonelaje que destrozan el piso), multitud de obras, vadeo de ríos, puentes rotos, arena (mucha arena) …
Al principio avanzaba muy despacio pues pensaba que con los ‘rulos’ del camino era mejor hacerlo así, pero me acordé de las palabras que me dijo mi amigo Diego en Marruecos: «a más velocidad se pasa mejor», y así comencé a hacerlo. Ahora avanzaba a un ritmo más alto, 50 o 60 km/h, pero me vine arriba y a 16 kms de la ciudad, pillé un reguero de piedras y … primera caída. Resultado, pie algo dolorido y maleta derecha destrozada. La amarré como pude a la parte trasera de la moto y continué hasta el hotel.
En ese momento se me cae el mundo encima pues pensaba que sería bastante difícil encontrar a alguien que repare la maleta, pero en eso que aparece ‘un tío’ y me lleva a un soldador, y entre él y el hombre local, conseguimos dejar la maleta bastante decente y con las cogidas al chasis … ‘supra’.
Es viernes, y aunque el día ‘sin alcohol’ son los jueves, en esa ciudad está prohibido vender alcohol (ni en los ‘super’, ni en los bares) también los viernes. Ufff, dos días sin cerveza.
Al día siguiente continúo camino hacia Altai, al principio por asfalto pero en seguida vuelvo a la realidad de los caminos polvorientos.
Problemas con la cadena que hace un ruido ‘raro’, desmonto el protector del piñón de ataque, saneo un poco, limpio la cadena y a tirar millas.
Al llegar a la ciudad, todos los hoteles llenos, pues es sábado y al día siguiente hay una competición de jinetes mongoles a caballo. Me encuentro con Kent (un californiano que lleva meses viajando ‘a dedo’ y decidimos compartir el único sitio que había libre, un Hostal, el ‘Crazy Hostal’ lo llamamos, porque todo lo que ocurría allí era de locos.
Salgo a cenar y tomar algo y también es imposible llevarse un trago de cerveza a la boca. Tercer día sin birra!!
Al día siguiente veo a Kent en la carretera haciendo autostop y me paro un rato con él y también a ver la competición de caballos que se celbraba justo al lado, impresionante!!
Comienzan de nuevo los caminos de cabras y alguna caída, sin consecuencias físicas pero con daño en la maleta, esta vez la izquierda. La apaño como puedo en el primer pueblo que paso (90 kms después) y tengo una suerte tremena porque no es fácil encontrar un domingo a las cuatro de la tarde, perdido en Mongolia, a un soldador que me haga un ‘apaño’ para continuar.
De nuevo cerca del destino, la moto se detiene sin previo aviso. Pasan varios coches y se paran ante mis peticione de ayuda, intentan echarme un cable con la reparación pero no damos con la tecla. Se hace de noche y cuando ya me estaba preparando para dormir al raso en medio de la nada (pues me ofrecían llevarme al pueblo, pero no quería dejar allí la moto), se detiene una pareja y entre gestos y dibujos en el suelo, me indican que pueden conseguir un camión que me recoja la moto. Ok.
Ya bastante avanzada la noche, llega el camión, subimos la moto como podemos y la llevamos al hotel donde Kent, el americano, había reservado habitación, pues así lo habíamos acordado, ya que íbamos a la misma población. Para bajar la moto se montó un poco de revuelo: apareció la policía, mucha gente alrededor y es que uno de los que se había parado a ayudarme me hizo grabar un video en su móvil contando en castellano lo que pasaba y se ve que fue con el vídeo a la policía para ayudarme.
Es tarde, casi las 2 de la mañana, así que otro días sin cerveza en Mongolia!
La reparación será otra historia …