NICARAGUA (28 de junio de 2017)
Acompañado por Juanjo de L.A.M.A. desde Matagalpa, éste me deja casi a las puertas de León, ciudad colonial muy turística, pero también famosa por el calor asfixiante, así que sólo paré para tomar unas fotos, comprar el parche con la bandera ‘nica’ y salir huyendo de allí hacia la costa cercana para descansar en uno de sus tranquilos hostels pues es temporada baja por aquí, algo bueno tenía que tener tanta lluvia, y no hay apenas clientes en el lugar a pesar de sus increíbles vistas a la bahía y sus precios: paga 2 noches y te quedas 3. Al preguntar por si tenía piscina, me señala directamente al océano y así es, porque el agua está a escasos 2 metros de la puerta del hotel, tanto es así que una noche de tormenta el agua casi entra, je.
Mi siguiente etapa en Nicaragua es por las rutas de la lagunas, o así la llamo yo, pues visité la laguna de Apoyo donde pasé un par de relajados días en esta masa de agua de origen volcánico, aunque los turistas que hay aquí son un poco huraños y van a lo suyo, excepto por un alemán que también viaja solo y con el que charlo un rato mientras damos buena cuenta de las cervezas del bar del hostel hasta que lo cerraron, temprano, por cierto.
También incluyo en mi lista la laguna de Cocibola donde crucé a la isla de Ometepe formada por dos volcanes, Concepción y Madera, pero no disfruté de mis estancia en la isla pues el tiempo no acompañó y es que estuvo todo el rato lloviendo y con nubes muy muy negras que no permitían ni siquiera ver los volcanes a pesar de estar justo en su base. Aun así, hice alguna amistad en la isla, y es que una de las noches, mientras me tomaba mi fresquita en la puerta de una tienda, sentado sobre mi moto, se me acercó un chico, y aunque se le notaba que iba algo drogado, estuvimos charlando un buen rato hasta que se hizo de noche y se despidió, no sin darme antes algunas advertencias sobre la isla.
Como anécdota tengo que contar que en el ferry a la isla ha sido la única vez en toda Centroamérica que el trato recibido no ha sido bueno, ya que no me estaba gustando como estaban amarrando la moto y tras comentárselo, me tiró la cuerda y me dijo de muy malas formas: “Hazlo tú, chico”.
Mi último destino en Nicaragua fue San Juan del Sur, ya que me habían comentado que había buen ambiente y como estaba un poco ‘depre’ esos días, necesitaba algo de fiesta que para eso era sábado, y así fue, caminando por la playa conocí a un grupo y ya estuvimos juntos todo lo que quedaba del fin de semana y algún día más. Finalmente, el día de mi salida del país salió el sol y los volcanes de la isla de Ometepe permitieron que los observara en toda su magnitud desde la carretera que enfila rumbo a Costa Rica.