Baños – ECUADOR (4 octubre 2017)
Previo paso por Guayaquil, donde me alojé una noche en casa de Cristian, encantadora persona que en seguida se ofreció a acogerme tras contactar con él a través de whatsapp por medio del amigo de un amigo. Supuestamente estábamos solos en la casa, pero en la noche apareció un inquilino más … un roedor merodeaba mi colchón postrado en el suelo, pero la cosa no llegó a mayores, je, haciendo un pacto mutuo de ‘no agresión’.
Llegar a Baños no fue fácil pues las carreteras de los Andes son muy reviradas y con grandes desniveles, y si encima la lluvia y el granizo hacen acto de presencia, la ruta se complica un poco más, pero las vistas desde la carretera de esas escarpadas montañas hacen que cualquier sufrimiento merezca la pena.
Baños de Aguas Santas se encuentra a la falda del volcán Tangarahua y goza de un clima suave que, unido al magnífico entorno que la rodea, con Parques Naturales, cascadas, volcanes, … la convierten en un referente turístico del país. Visité varias cascadas pero la que más me impresionó fue la del Pailón del Diablo siendo una delicia poder acceder detrás de la cascada por una pequeña cueva no apta para claustrofóbicos, mojándote con la fría agua que cae desde muy alto y luego secarte al sol en el puente colgante mientras observas la fuerza con la que el agua desciende de la cascada formando un bello arco iris gracias a los rayos del sol que entran por la quebrada.
En el parking de acceso había una moto junto a la mía con matrícula de Colombia, mientras me preparaba para partir, apareció Marcela, otra motoviajera que está haciendo una buena ruta por todo Ecuador. Muy guapa y simpática, estuvimos charlando un rato y luego cada cual tomó su camino.
Al ser muy turística, Baños goza de una buena vida nocturna, aunque entre semana está todo más tranquilo, se aprecia que los fines de semana tiene que ser un hervidero; lástima que el viernes me vaya a visitar el volcán Quilotoa … pero quizás el sábado regrese, je!