BELICE – HOPKINS (6 junio 2017)

El dueño de la casa de la playa donde he acampado, Ammad, me cuenta que es de cultura ‘Garífona’ y que los miércoles toca su tambor junto a su banda en Hopkins, una población a unos 60 kms en mi camino, así que tras consultar los alojamientos y ver que allí hay un hostel, decido que ése será mi destino de hoy.

Compro algo en un supermercado regentado por chinos, al igual que otra tienda donde compré algo pra la cena de la noche anteior, luego mi nuevo amigo beliceño me confirmaría que en todo el país dichas tiendas tienen como propietarios a gente del enorme país asiático. Preparo uno huevos revueltos en la cocina de Ammad y con el calor ya bien fuerte (son aún las 11 a.m.) tiro para Hopkins.

Llego temprano pero la recepcionista me indica que está todo completo ya que están esperando a un grupo numeroso de canadienses, diciéndome que en frente rentan habitaciones, pero tras preguntar el precio se escapa ampliamente de mi presupuesto, así que mientras chequeo el teléfono para buscar otra cosa con la moto aparcada en el hostel inicial, el dueño, que es estadounidense, me comenta que me ha buscado un hueco e incluso puedo meter la moto dentro.

Genial!!, por 24,50 dólares beliceños me quedaré en el hostel, donde conozco a Nayla, una mexicana que está preparando su postgrado en Belice, a una francesa que viaja por Centroamérica y a una alemana que lleva 4 años viajando por el mundo en su bicicleta.

Hay buen ambiente en el hostel, aunque algo ruidoso por el grupo de canadienses, pero decido quedarme una noche más y así disfrutar de la tranquilidad de estas paradisíacas y, sorprendentemente, vacías playas.