Entrada a PERU (16 octubre 2017)
Dejo atrás Vilcabamba y me dirijo a Perú por Zumba, una ruta no muy habitual ya que incluye 50 kms de off road antes de llegar a la frontera, que, unido al viento, frío y lluvia de ese día, va transformando en una buena aventura el llegar a la barrera que separa Ecuador de Perú por el paso de La Balsa.
Todo muy tranquilo en la frontera, por ambos lados, y es que en las casi dos horas que he estado allí he sido la única persona que ha cruzado con vehículo, aparte de los dos holandeses que iban en sentido contrario con sus bicicletas, y he tardado dos horas porque en la parte peruana el policía había salido a almorzar y era el único trabajador allí, permaneciendo cerrada hasta las 4 de la tarde. Y se ve que también se echan una siesta pues me puso el sello con la fecha equivocada, pero de eso me daría cuenta semanas más tarde. En la parte de aduanas, el señor que atendía tampoco estaba muy ducho con la informática, debiendo meter yo mismo los datos en la computadora, en fin, todo muy normal, je.
Una vez realizados todos los trámites, la carretera es completamente de asfalto hasta San Ignacio, aunque muy revirada por lo que se me echa la noche encima y decido parar allí. Una vez alojado, salgo a cenar algo y comienzo a degustar la comida peruana, muy rica y sabrosa, como ya me habían comentado varios viajeros con los que me he encontrado.
Cada país tiene sus peculiaridades y los primeros días hay que acostumbrarse, por ejemplo, un extranjero no puede comprar una tarjeta telefónica o también ha sido imposible sacar dinero en los diferentes cajeros de la ciudad … pero todo esto forma parte del viaje … conocer las diferencias en pequeñas cosas como estas.