HONDURAS (22 junio 2017)
Tras despedirme de mis nuevos amigos en El Salvador, que me acompañaron en la salida de la ciudad para evitar algún barrio un tanto conflictivo, cruzo la frontera a Honduras con algún retraso ya que el sistema en la parte hondureña se había ‘caído’, así que tras más de una hora de espera en una ventanilla, el empleado me dice que me vaya que cuando regrese el sistema él hace el trámite, me dio su número de teléfono personal y todo por si había algún problema así que … a rodar!
Me habían advertido que la carretera en la parte hondureña era bastante mala, pero nada más lejos de la realidad, así que comencé a disfrutar de la conducción hasta mi destino, Ruinas de Copán, pero apenas 50 kms después comienzan los hoyos en la carretera …, verdaderos cráteres en los que cabe un coche que unido al intenso tráfico pesado, hace que la ruta se complique pues conducen bastante rápido por aquí a la vez que esquivan los baches sin poner los intermitentes, por lo que hace imprevisibles sus movimientos.
Cómo cada día, la ruta tiene algún momento diario de dificultad y en este caso llegó justo a unos 20 kms de mi destino, con un rayo que cayó muy cerca, sintiendo el fogonazo y el calor del mismo, y acto seguido comenzó a caer un fuerte aguacero, pero por suerte pude guarecerme en una granja donde me acogieron durante la hora y pico que duró la tormenta de rayos, truenos y centellas.
Al día siguiente y tras visitar las Ruinas mayas, tenía pensado dirigirme a San Pedro Sula, dicen que una de las ciudades más peligrosas del mundo, pero un mensaje hizo cambiar mi plan ya que un nuevo amigo me estaba invitando a pasar por su casa en La Esperanza, donde tiene su club de motos, los LENCAS CUSTOM y alojarme allí por unos días. Por el camino alcancé a dos miembros del club que iban en mi misma ruta y uno de ellos había pinchado su rueda trasera, y de nuevo la camaradería biker salió a relucir pues de un pueblo cercano vinieron a traer un neumático para cambiarlo en la llantera más próxima y así poder continuar camino hasta La Esperanza, donde me estaba esperando Rigo, el presidente del club, que me acogió en su magnífica casa y que tiene un estupendo rincón donde los socios se reúnen.
El pueblo está en fiestas, celebran la feria del ‘choro’, un tipo de seta que sólo crece en esta fecha y del vino de ‘papa’, así que la diversión estuvo asegurada todo el fin de semana, conociendo a mucha gente y teniendo como colofón final orquesta y baile en la plaza del pueblo y es que las verbenas son iguales en todo el mundo.