Presidente Franco – PARAGUAY (30 enero 2018)
Cruzo la frontera de la forma tradicional, en barcaza desde Argentina hasta Paraguay, iniciando travesía en el río Iguazú hasta la confluencia con el río Paraguay. En inmigración me sellan el pasaporte en menos de 10 segundos y al preguntar por aduanas para hacer la importación temporal del vehículo me dicen que no es necesaria.
Sin embargo, no me quedo tranquilo y a 500 metros hay un edificio que pone ‘Aduana’, entro y todos se quedan un tanto sorprendidos, pregunto si es necesario que haga algún registro, se miran unos a otros … hasta que por fin alguien asiente con la cabeza y me pide que espere pues estaban todos almorzando encima de una de las mesas de trabajo.Muy amablemente rellena todos los documentos a mano y continúo camino, apenas 5 kilómetros hasta el Parque Aventura Monday donde me espera Leandro.
El día antes de partir de Córdoba, en el Taller Radikal Motos, Pepe, el dueño, y el ‘Caracoles’, me hablaron de que tenían un amigo en Paraguay, Leandro Gámez, me dieron su contacto e inmediatamente le escribí. Tardó casi un año en responderme, je, pero me dijo que si pasaba por Paraguay, tenía un sitio donde quedarme.
La historia de Leandro es digna de relatar: Cordobés de pura cepa (no se le va acento ni a tiros), ni tampoco el buen gusto por la comida, como así me lo demuestra degustando en su casa comidas típicas españolas como salmorejo, gazpacho, pimientos fritos, jamón (ohh, jamón), tortilla de papas, aceitunas rellenas, e incluso unas cervezas ‘Mahou’, todo ello regado con un buen aceite de oliva de la tierra.
Bueno, al lío, que me pierdo con la comida … Leandro dejó España hace ya más de 12 años y recabó en Paraguay donde, desde hace 2, es copropietario y director del Parque Aventura Monday, con atracciones integradas en plena naturaleza al lado de las cataratas del río del mismo nombre, tales como Tirolinas, Rafting, Rapel, Escalada, Sliding, tiro con arco y alguna que otra más.
Así que cuando llegué al parque me quedé maravillado mientras me contaba todo aquello con una fría cerveza ‘Polar’ de por medio. Me alojó en su casa, en la que, inicialmente, iba a estar sólo un par de días y al final fueron casi 2 semanas.
Durante ese tiempo, además de visitar la Central Hidroeléctrica de Itaipú, la mas grande del mundo, he ayudado en lo que he podido en el Parque, tirando cuerdas para montar la tirolina, o acompañando al grupo que fue al otro lado del río, en plena selva, para recuperar un cable de acero de una tirolina anterior que habían montado allí. Ese día fue toda una odisea pues el acceso no era fácil, debiendo avanzar cada paso a base de machetazos. Pero el momento cumbre fue cuando llegó la Delegación del Consulado de Qatar, querían hacer Rafting, así que Leandro me nombró patrón de una de las balsas que bajarían por el río; menos mal que las aguas estaban tranquilas porque podía haber creado algún incidente diplomático, je.
Me hubiera gustado quedarme para ver montada la nueva tirolina, pero el tiempo pasa rápido y mi viaje debe continuar. Han sido unos días maravillosos y divertidos en compañía de Leadro y Marieta, su mujer. Momentos que nunca olvidaré, al igual que la amistad surgida con ellos y con algunos de los trabajadores del Parque, como Inocencio o Wilfrido.
Leandro, amigo, espero que pronto cumplas tu sueño de viajar por el mundo en tu velero.