Cascavel – BRASIL (12 febrero 2018)
Cruce de frontera bastante rápido por el Puente de la Amistad; del lado paraguayo, apenas unos segundos, al preguntarle por la moto me indicaron que no hacía falta hacer nada. En la parte Brasileña, el sellado del pasaporte fue un visto y no visto, demorándose algo más la importación temporal del vehículo ya que mucha gente va de compras a Ciudad del Este, Paraguay y al volver tienen que hacer la aduana.
Tras comer una especie de Kebab en la ciudad fronteriza de Foz de Iguazú, comprar pastillas del freno trasero e intentar comprar una tarjeta brasileña para el teléfono (digo intentar porque me pidieron identificación brasileña), rápidamente me dirigí por la ‘rodovía’ (autopista de peaje, aunque de autopista sólo tiene el pago) a Cascavel, donde Sandro Fadanelli me estaba esperando para ir a comprar la carne para el asado. Mucha, mucha gente lo saluda en el supermercado y al preguntarle por su popularidad me indica que es abogado (además de tener un restaurante italiano herencia de la familia) y tenía un programa de televisión donde aconsejaba sobre temas legales. Por la noche, magnífico asado en compañía de su familia y otros amigos, acompañado con unas cervezas bien frías.
Conocí a Sandro a través de la recomendación de unos amigos argentinos. Él aloja a motoviajeros en su casa con una estancia muy cómoda, permaneciendo pendiente de que no te falte nada … un gran anfitrión. Al día siguiente, tras el desayuno, fuimos a una gasolinera donde se reúnen las mañanas de días festivos los integrantes de su club “Cobras do Asfalto”, donde conocí, entre otros, a Augusto, que tras el almuerzo en el restaurante de Sandro, nos invitó a su casa …impresionante la cantidad de vehículos que tiene allí: motos clásicas, hot rods, camionetas e incluso una pequeña locomotora. No podía parar de echar fotos a todo! En su casa también tiene un bar para sus amigos, decorado con miles de recuerdos de sus viajes por el mundo y con más motos clásicas aparcadas a un lado. Mientras estábamos allí, me dijo que le acompañara para llevar una de las tres motos de 6 cilindros que tiene, al taller de un amigo y traernos otro que tenía reparando allí. Cómo disfruté esa tarde entre amigos y motos. Gran tipo este Augusto.
Al rato llegaron otra pareja de viajeros argentinos, padre e hijo, que también se quedaban en la casa de Sandro, acabando toda la ‘banda’ en la gasolinera de la mañana donde los miércoles hay rock en directo, creándose un buen ambiente con motos de todo tipo y litros de cerveza comprados en la tienda de la gasolinera.
Gracias, Sandro, por tu amabilidad y hospitalidad en estos días y por las recomendaciones de sitios y gente que visitar en mi paso por el sur de Brasil.