Quito – ECUADOR (6 sept 2017)
Tras una reparación improvisada de la moto que me ha demorado más de 4 horas, me presento en la frontera entre Colombia y Ecuador a una hora no muy recomendable, las 13.00 h, ya que, aunque los trámites son sencillos, me he retrasado otras 2 horas pues en la última ventanilla me ha tocado escuchar “Cambio de turno … espere a mi compañero”, pero ha merecido la pena pues el funcionario que ha llegado después es un ‘cachondo’ y hemos echado unas buenas risas mientras rellenaba toda la documentación.
Salgo de la frontera y me quedan 300 kms hasta Quito, donde me espera Francisco, afortunadamente las carreteras en este nuevo país son excelentes y es que hacía ya muchos meses que no rodaba por unas vías tan buenas, avanzando por paisajes espectaculares, ya que los Andes comienzan a mostrarse en toda su magnitud, ofreciéndome vistas de ensueño, pero la altura se va notando y me obliga a utilizar mi forro polar bajo la chaqueta y a cambiar los guantes de verano por otros un poco más ‘recios’.
El GPS me juega una mala pasada y en vez de dirigirme por el ‘libramiento’ Simón Bolíbar, me lleva por todo el centro de la ciudad en hora punta … ufff, 36 kms de calles, camiones, autobuses, coches, motos … que me demoran otras 2 horas más, llegando finalmente a casa de Francisco, de la red M.A.I. Ecuador, bastante tarde. Así que tras una rica cena y una reparadora ducha de agua caliente, a dormir después de una larga y completa jornada de moto.
El día siguiente lo pasé descansando en la casa, pero es jueves y ya se sabe que los jueves en Latinoamérica es sinónimo de noche de ‘rodada’, así que salimos a recorrer la ciudad, que a estas horas no hay apenas tráfico, disfrutando de la conducción por sus calles y conociendo a otros motoristas que también ruedan por la ciudad, como por ejemplo, a Hannes, un alemán que lleva 2 años viajando por Sudamérica y vende merchandising que él mismo fabrica para sufragar sus gastos.
Tras visitar la ciudad, viendo algunos de sus edificios y monumentos más emblemáticos, y una deliciosa y amena cena en el centro histórico de la ciudad, volvemos rápido a casa, pues el viaje me ha preparado una sorpresa y esta misma madrugada cojo un vuelo que me llevará a … Cuba! Y es que cuando estaba en Cancún, hace ya unos cuantos meses, se me ocurrió cruzar a esta isla, dada la proximidad desde esa parte de México, así que pregunté por recomendaciones a un amigo que ya había estado antes y me dijo que si me esperaba unos meses, él me acompañaba viajando desde España, y aquí estoy, en el aeropuerto de Quito listo para pasar unas semanas en la isla más grande del Caribe.
