CHIAPAS II (Palenque y Cascadas Aguas Azules) 27 abril 2017
De San Cristóbal a Palenque hay solo 240 kms pero se hacen eternos pues la carretera es pura curva en medio de la selva de Chiapas, que junto con los millones de ‘topes’ existentes cada 50 metros y unido a un ‘corte’ de carretera a la altura de Ocosingo con troncos y piedras por parte de sus habitantes reivindicando que las cuentas del ayuntamiento fuesen ‘descongeladas’, hacen que la ruta sea dura debido al calor asfixiante y a la humedad de la selva.
Pero llegar a las cascadas Aguas Azules el mal rato se olvida rápidamente por la belleza del paraje y la tranquilidad que allí se respira, a pesar de los numerosos visitantes disfrutando de su color azul motivado por las sales de carbono que lleva disueltas su agua.
Tras descansar esa noche en la ciudad de Palenque, al día siguiente toca visitar la zona arqueológica que lleva el mismo nombre, uno de los mayores yacimientos mayas, con muchos kms cuadrados de extensión, aunque se estima que sólo se ha explorado un 2% de la superficie total que alcanzó, permaneciendo más de mil estructuras y edificios cubiertas por la selva.
Lo ideal es visitar el recinto a primera hora de la mañana para evitar el sofocante calor y humedad, pero me demoro en levantarme y tras un desayuno tranquilo, enviar un par de postales y charlar un rato con unos alemanes que se alojan en el hotel, la hora de mi visita se traslada a las 3 de la tarde … 40 grados y un 95% de humedad no evitan que disfrute de la exploración de los numerosos templos y pirámides, pero se agradece el frescor existente en los túneles de su interior.
Mis dos compañeros de viaje están bastante cansados, así que decido salir solo a ver que ofrece la ciudad en su ocio nocturno. Pregunto en recepción y la simpática chica me indica que para ‘tomar’ el local que hay enfrente está bien, pero me resigno a andar tan poco así que camino hacia el zócalo y sus calles adyacentes, pero no encuentro ningún sitio donde haya gente y degustar unas ‘chelas’.
Así que vuelvo al sitio que me habían indicado, me cachean en la puerta y al entrar me encuentro un local oscuro y no muy grande, con numerosas mesas bajas, todas ocupadas y la barra al final, donde me dirijo rápidamente para saciar mi sed pues la humedad es terrible.
No uno, sino dos borrachines se me ponen a platicar y preguntarme cada dos minutos que de dónde era, así que le digo al mesero que me avise cuando quede alguna mesa libre. Es un antro de gente local así que no paso desapercibido, unos me dicen ‘tarzán’ y otros ‘gringo’ pero todos de manera simpática.
Tras un par de cervezas hago un gesto de brindis a una mesa cercana formada por 3 chicas y 2 chicos y rápidamente una se levanta y se sienta en mi mesa y me pide que invite a sus amigos a lo que respondo que “sólo a ella”. No me insinuó nada, a parte de alguna caricia, pero parecía evidente que era una chica de ‘vida alegre’. Tras un rato charlando, se levantan los de la mesa de al lado y me dicen que se van todos a El Pachán, una zona de fiesta cerca de las ruinas pero que hay que conducir y que luego me traen. No me fío mucho, así que decido quedarme, denegando cortésmente su invitación.
Me quedo sólo en la mesa, aunque no por mucho tiempo, pues en la mesa de al lado hay un chico y una chica y me dicen que me una a ellos. Me siento y me piden que les invite a una cerveza a lo que me niego alegando que soy viajero y no turista. Él parecía gay y ella transexual y me ponen bastante mala cara al decirles que no les invitaba, así que regreso a mi sitio.
En esas llega otra chica y me saca a bailar unas cuantas veces: cumbia, salsa, … y así varias canciones, pero la cosa no llegó a mayores y ahí quedó todo. En fin, una noche divertida en Palenque.