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Entre Ríos Y Corrientes – ARGENTINA (23 Enero 2018)

Entre Ríos y Corrientes – ARGENTINA (23 enero 2018)

La ruta hasta Villa Elisa discurrió de manera tranquila, apenas 250 kms que hice tras comer en casa de Alejandro, pero la llegada no fue tan fácil pues a pesar de que es un pueblo pequeño, me perdí, y di un par de vueltas hasta la casa de Eduardi, aunque ya me estaba esperando pues unos vecinos le habían avisado de que andaba un motociclista deambulando por el pueblo.

Decir ‘casa’ es erróneo, más bien, un edén, pues tiene un jardín espectacular, muy bien cuidado y con numerosas especies autóctonas, creando un espacio magnífico para que la flora y la fauna interactúen alrededor de su casa. Tras explicarme todos los detalles de aquel pequeño paraíso, fuimos a comprar la carne para el asado, algo curioso, pues a pesar de haberme deleitado ya con unos cuantos asados en mi periplo Argentino, nunca había ido a la carnicería; diría que es un punto de reunión social donde todos charlan con todos mientras el carnicero hace su trabajo. Me quedé sorprendido por la cantidad de carne que se llevaba la pareja que estaba delante nuestra, aunque, posteriormente, Eduardo me aclaró que regentaban un restaurante, creo que lo hizo porque vio la cara que estaba poniendo mientras los veía comprar, je.

Tras el rico asado con su familia fuimos al centro del pueblo a por ‘algo dulce’ a la confitería del pueblo, y de nuevo entablamos conversación con otras tres parejas que estaban sentadas tomando el fresco, que tampoco se conocían de nada, transformándose, en un momento, en una amena charla sobre viajes, al igual que la habíamos tenido previamente durante la cena, pues Eduardo y Celina son intrépidos motoristas y por su casa han pasado ilustres viajeros españoles como Juan Recio o Martín Solana.

A la mañana siguiente, tras un relajado desayuno y una sesión de fotos con nuestras monturas, Eduardo me acompañó unos kilómetros en su flamante Africa Twin de las ‘nuevas’, abuela y nieta cabalgaron juntas por un rato.

Camino a Monte Casares me detuve en el Parque Nacional El Palmar, al que no accedí, porque, como extranjero, me pedían una cantidad elevada, saliéndose de mi presupuesto, así que me senté un buen rato en un banco que había en la puerta y fotografié estas gigantes palmeras desde allí. Tras un ‘choripan’ en un puesto de carretera me paró la policía en un control rutinario, era la primera vez en más de 12.000 kms de recorrido argentino que me paraban, me pidieron la documentación y al tenerlo todo en regla, me permitieron continuar y así llegar a Monte Casares, donde Daniel Sax, creador de R.A.G.M.I, otro grupo de apoyo a motoviajeros, me estaba esperando, pero la motoposada estaba ocupada así que me llevaron a un hotel no permitiendo que pagara.

Tras la ‘necesaria’ ducha, salimos a la costanera a cenar unas empanadas y tomarnos unas cervezas bien fresquitas mientras observábamos las luces del otro lado del río que provenían de Brasil y Uruguay, pues en ese punto los tres países están separados por el río Uruguay y uno de sus afluentes.

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