Tucumán – ARGENTINA (3 dic 2017)
Disfrutando del norte de Argentina y sus carreteras, con destino a Salta para pasar la noche, pero antes hago una parada en la ciudad de Jujuy, no suelo entrar a ciudades si no voy a pernoctar en ellas, pero ese día algo me impulsó a entrar en esta población. Tras una vuelta por su plaza, el único banco a la sombra que había, estaba ocupado por un señor, por lo que le pregunté si podía acompañarle, así comenzó una conversación de más de 3 horas sobre redes sociales en la que me dio buenos consejos.
Cuando miré el reloj, me despedí de él y rápidamente enfilé para Salta donde me esperaba Franco, en la motoposada ‘Ruta 68’, pero no llegué allí por el camino más rápido, sino por la carretera de montaña muy sinuosa de la ruta 9, por donde apenas cabe un vehículo, llegando a casa de Franco con las últimas luces del día y con las primeras gotas de una fuerte lluvia que duraría toda la noche.
Deliciosa cena con Franco y familia, hablando de motos, viajes y viajeros hasta bien tarde, así que tras unas horas de merecido descanso, amanece con la persistente lluvia, declarándose la salida ‘en mojado’, es decir con la ropa de agua puesta desde la partida.
Espectacular carretera por la Ruta 68 hasta Cafayate, paisajes de otro planeta la de esta espectacular vía con parada obligatoria en la Garganta del Diablo, otro sitio mágico con puerta al Supramundo.
Tras repostar gasolina y dar de comer al piloto en Cafayate, continúo camino hasta Tucumán por Tafí del Valle, por donde se supone que es una espectacular rodada, pero la niebla y la lluvia me impiden disfrutar plenamente de ella.
En Tucumán me esperaban Marcelo y Valeria, dos motoviajeros que conocí en Panamá, volví a coincidir con ellos en Ecuador y me invitaron a su casa a mi paso por la ciudad. Durante nuestros encuentros por esos países nos convertimos en grandes amigos y ahora en su casa me han tratado como uno más de la familia, agasajándome con ricas comidas, como sus famosas minipizzetas, reconocidas por su sabor en todos los sitios por donde han pasado, pero sobretodo, el calor humano de su familia con sus padres a la cabeza.
Aproveché mi estancia en Tucumán para soldar el escape, pues tenía un agujero bastante importante por el que pegaba unos buenos taponazos, en el taller de unos chicos de origen alemán donde nos divertimos mientras hacían su trabajo, muy buen laburo, por cierto, aunque también lo cobraron bien. En la ciudad viven los Guntern, Germán y Claudia, que llevan años viajando por el mundo, pero se han tomado unas pequeñas ‘vacaciones’ para pasar aquí la Navidad. Han hecho de viajar su estilo de vida.
Marcelo, Valeria, nos volvemos a despedir por tercera vez, pero como siempre decimos, “¡hasta pronto!”.